10/11/13

Picada



vas por la bala entre las cuerdas sola en la espesura del aire / entre sus agujeros / raspando la lengua contra la luz / y seguís la calle / ese espejo que miente / que miente y miente / seguís la bala por la calle / y como reflejo de tus emociones / buscás las noches que mastican fuego / las noches difíciles / esas horas casi malditas en las que no alcanza nada / nada / ni lo que podría contener a tantas preguntas abiertas / tantas formas que se tapan / ni la melancolía después de dos vasos de vino / no / y aunque los sonidos se amplifiquen y las apariencias no engañen / el sueño vendrá demoledor / por más que no te lo acuerdes / y por eso después / al otro día / porque hay otro día / porque generalmente existe el después / irás perdiendo esa sensación / y las palabras que la nombran / y las palabras / y la poesía que estuvo tan cerca circulando entre tu piel y el sabor amargo de no saber cuándo terminará llegando lo oscuro

pasarán varios días y querrás repetir la escena / ir por la bala / encontrarás / porque al final uno siempre termina encontrando / todas las figuras que aparenta la muerte / sus colmillos / sus zapatos / e irás entonces hacia lo incurable / quizá perdiendo el rumbo o la voz / intentando perforar el aire aunque se te llene la mano de sangre / de sangre fría / fría y monótona / que llenará otro vaso / y te espantará la idea de romper algo que también lleve tu nombre / y entonces no lo romperás / no / correrás por mil luces buscando la bala y el espejo que miente / que miente / y miente / y los sentidos supondrán jugar sucio / tan fácil / tan embusteros / de tu boca saldrán imágenes y de tus ojos palabras / y de tu mano / porque no se olvida / de tu mano caerá sangre o suspenso / pero no será el final / nada llevará al fin / la bala irá rápida entre los silencios más estables de una ciudad que duerme / que duerme y duerme y no cesa de dormir / la bala y vos se desplazan por calles largas / tan largas como la vida del tiempo / y quizá otro vaso más para acertar sus pasos / y entonces los sentidos ya no serán sentidos ni la poesía te salvará / no / quizá la bala te espere para que el juego continúe en un círculo de huellas perdidas y cruces melancólicos / esa música pasajera y esos pasajeros bajando en las estaciones / una ciudad que no cesa de dormir aunque el despertador sea más grande que el río que lo arrima a tanto fluir y fluir y nada / no / te esperará / claro / y la sangre en una copa que no podés romper porque tu nombre también te espanta / la sangre que no cae más que en la copa / y todos tus sueños que marcarán las salidas equivocadas / salidas mal pretendidas / como querer saltar una rampa yendo al revés

no

quizá reviertas la situación

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