aunque lluevan manos
pero la ciudad anuncie otra
cosa
sabrás dónde frenar
porque vos llevás la carrera
te salpica la fiebre
enrosca tu piel
y vos pensás en la puerta
en chocar tu impulso con la puerta
la poesía no te salvará
qué llave guardará tu río
tu río desorbitado
esas horas en que no pasa nada
ni el frío
nada
aunque lluevan piedras
aunque la noche haya entrado feroz
pero la ciudad anuncie otra cosa