2/7/14



Lo que surja será casi a propósito; tendrás que ir por tus cosas, por lo que guardan tus calles, ahí encontrarás, seguramente, el margen que gobierna la ilusión. Después habrá que preguntar sobre lo estrecho de la ruta, sí, con el pecho golpeado por este vaivén de cosas que sí pero no; el riesgo es la verdad, lo que se esconde para que no puedas dormir. O qué, si no, si lo real camina al lado tuyo y acaso lo percibas pero. Porque lo intentas. Alguna marca, por lo menos los verbos próximos al fuego, alguna intersección en este barro. Qué esperabas; mueca o aliento del tal vez

un reconocerte

de nuevo

pronto de nuevo

como prender la luz pronto de nuevo y estar ahí

pronto sobre tus pupilas descubro montones de ríos que bordean el asco de la sed; sonidos que llamamos límite. Y que ayer fueron espasmos. Acaso hubo ayer. Acaso no fue lo mismo. Y ni siquiera; no querrás salir, pero tampoco alcanzarás a revelar las fisuras de esta perpetuidad. Poesía. Puede ser, lo que surja, lo que sea bienvenido. O será el golpeteo como tensión y herida reventando frente a nosotros

      como un rompecabezas donde primero hay que conseguir las piezas.

Después de todo, tu corazón de barro deberá volver, por más que te hayas nombrado entre lo oscuro, sí. Y tu vida será cuestión de acelerar la salida y empezar a mover las piezas.