12/7/14
2/7/14
Lo que surja será casi a propósito;
tendrás que ir por tus cosas, por lo que guardan tus calles, ahí encontrarás,
seguramente, el margen que gobierna la ilusión. Después habrá que preguntar sobre
lo estrecho de la ruta, sí, con el pecho golpeado por este vaivén de cosas que
sí pero no; el riesgo es la verdad, lo que se esconde para que no puedas
dormir. O qué, si no, si lo real camina al lado tuyo y acaso lo percibas pero.
Porque lo intentas. Alguna marca, por lo menos los verbos próximos al fuego,
alguna intersección en este barro. Qué esperabas; mueca o aliento del tal vez
un reconocerte
de nuevo
pronto de nuevo
como prender la luz pronto de nuevo y
estar ahí
pronto sobre tus pupilas descubro montones
de ríos que bordean el asco de la sed; sonidos que llamamos límite. Y que ayer
fueron espasmos. Acaso hubo ayer. Acaso no fue lo mismo. Y ni siquiera; no
querrás salir, pero tampoco alcanzarás a revelar las fisuras de esta
perpetuidad. Poesía. Puede ser, lo que surja, lo que sea bienvenido. O será el
golpeteo como tensión y herida reventando frente a nosotros
como un rompecabezas donde primero hay que conseguir las piezas.
Después de todo, tu corazón de barro
deberá volver, por más que te hayas nombrado entre lo oscuro, sí. Y tu vida
será cuestión de acelerar la salida y empezar a mover las piezas.
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