Un vaso melancólico (el más frágil de
todos, el que llora conmigo) Un sorbo con los labios entrecerrados. Lograré el
escándalo; creo que hay gritos debajo de mi piel. Un sorbo más y acabará la
restricción. No lo pienso de nuevo, es la tensión en una silla, y por
desobediente estoy inquieto, con los pies sumergidos en una verdad; los ojos no
mienten en la tristeza.
Juego con el olvido y me arriesgo, intentaré
no olvidar ni mis dedos. Susurro una melodía en el cruce del tiempo; en-el-abismo-las-flores-existirán.
Es una cadena donde los sucesos piden que seamos actores y fuego. En otra
imagen el vaso se rompe sin permiso.
No sé encontrarme y sin embargo
yo-soy-mi-salida, lo digo pero lo esquivo. Será otro desvelo, será girar sobre un
plan sin rumbo. Con otra canción que está raspándome los dientes me pregunto
cómo se le sostiene la mirada al Diablo.
Yo, entre poesías y labios morados
mejor cantar
y no ser una marioneta tirada en el piso.